Por esta razón, el colectivo teatral de todo el país se ha movilizado para resistir un ataque que podría desmantelar un largo proceso de lucha y conquista, y, por ende, la construcción histórica de una institución que ha logrado grandes avances. Esto es especialmente crucial en provincias como Jujuy, donde el teatro comercial y estatal es prácticamente inexistente, haciendo del Instituto Nacional del Teatro un pilar fundamental para el desarrollo de la actividad.

En este contexto, Jimena Sivila Soza, exrepresentante regional del Instituto Nacional del Teatro, analizó la problemática actual del sector. Enfatizó la importancia de que la comunidad teatral esté generando una agenda de lucha, y destacó que “las organizaciones más centralistas (que agrupan a dueños de salas y directores en la capital federal y CABA) fueron de las primeras en rechazar y repudiar la medida gubernamental”. “Esto se debe a la relevancia del INT por su gobierno democrático, colegiado, federal, territorial y regionalizado, una estructura crucial para el desarrollo teatral en todo el país”.

Jimena Sivila Soza también reflexionó sobre lo que considera la problemática central: "construir en estos nuevos escenarios de lucha". Enfatizó que, a diferencia del último embate al INT durante el macrismo, "ahora todos los días nos levantamos y vemos al vocero presidencial apuntando como un francotirador a algún sector, y mientras más vulnerable sea, mejor", analizó.

"Todos los días apuntan contra algún sector: las personas con discapacidad, los médicos del Garrahan, el Museo de la ex ESMA, los organismos de DD.HH., las políticas de género. En este escenario, el sector teatral debe tener muy claro por qué está luchando, nuclearse federalmente y, sobre todo, ser consciente de que será una batalla inicialmente sectorial.

A diferencia de otros momentos, esta lucha debe convivir y empalmar con otros sectores que están haciendo lo mismo. Se trata de una lucha estratégica e intersectorial, ese es el nuevo desafío que se viene", enfatizó Jimena Sivila Soza.

La diferencia con el gobierno de Macri

La actual embestida contra el Instituto Nacional del Teatro (INT), aseguro Sivila Soza, “no es una idea original del gobierno de Milei, sino una propuesta que ya se barajaba durante la gestión de Macri. En aquel entonces, el proyecto buscaba reducir las funciones del Consejo de Dirección del INT, transformándolo en un mero órgano asesor. “Bajo el gobierno de Macri, la amenaza se centró en la propuesta de quitar las asignaciones específicas tanto a la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) como al INT, lo cual se presentó ante el Congreso y la diferencia claves radicaba en que desde el sector comenzamos a explicar la situación, logrando conducir un proceso de movilización nacional que generó una fuerte postura de resistencia”.

"Ahora, más allá de la propia institución, observo una posición de lucha que es crucial. Hay una agenda que trasciende lo que nosotros, como exrepresentantes del INT, podríamos lograr. Esto demuestra que existe una comunidad teatral organizada, con la madurez suficiente para comprender el contexto actual y un relato y modelo institucional que ha demostrado su eficacia a lo largo de los años."

"La visión de los artistas teatrales sobre un gobierno colegiado, con representación sectorial en cada provincia y una distribución equitativa del presupuesto, funcionó a la perfección. Hoy se pueden ver los resultados en todo el país: más artistas viven en sus provincias, no migran, tienen sus propias salas de teatro y logran sostener la actividad", enfatizó.

Según la exfuncionaria, las acciones actuales del gobierno de Milei contra el Instituto Nacional del Teatro (INT) son posibles gracias al DNU y a la Ley Bases. Destacó que, irónicamente, la Ley Bases fue aprobada por diputados que, si bien no deseaban la situación actual del INT, votaron a favor en nombre de otorgar gobernabilidad al presidente.

¿Cómo afectará concretamente al sector en Jujuy?

“La desaparición del INT afectará materialmente al ingreso económico de la provincia. En los últimos años, hemos experimentado un gran crecimiento teatral, lo que se traduce en más personas dedicadas a esta actividad. Cuando un artista o gestor obtiene un subsidio para su producción, ese dinero impacta directamente en la economía local. Permite contratar fotógrafos, costureras para el vestuario, invertir en hotelería y gastronomía durante giras, y emplear diseñadores gráficos. En esencia, el subsidio se convierte en una inversión en la materialidad necesaria para que el arte se haga, dinamizando así diversos sectores de la economía”.

Además, cada aporte recibido implica una retribución en forma de funciones para la comunidad. Por lo tanto, la eliminación de este ingreso no solo representa una pérdida económica directa para el sostenimiento del teatro local, sino que, lo más grave, es el daño al invalorable aporte que el teatro independiente hace al llegar a localidades donde ninguna otra propuesta cultural lo logra.

En Jujuy, a diferencia de las provincias más ricas, carecemos de un teatro comercial o estatal; nuestra escena se nutre exclusivamente del teatro independiente. La posibilidad de que localidades como Barrancas, San Francisco, El Talar, Santa Clara, El Fuerte, Yavi y Santa Catalina accedan al teatro, gracias al alcance del INT a través de grupos y artistas jujeños que eligieron quedarse en su provincia para llevar esta expresión artística a su gente, es algo profundamente doloroso de perder. Ese, precisamente, es el espíritu de la Ley que se desmantela, y esa es la esencia que se pierde”.

Cuestiones a aclarar

Para Jimena Sivila Soza, el Instituto Nacional del Teatro (INT) no busca resolver la vida personal de un artista. “Su función esencial es garantizar la sostenibilidad de la actividad teatral, permitiendo cubrir, mínimamente, los costos de una gira o de la producción de una obra. No se trata de un ingreso para "suplir un sueldo" o "pagar una obra social"; la filosofía es que el teatro independiente mantenga su autogestión y pueda desarrollar su propio sistema de trabajo.

La precarización e informalidad que afectan a los trabajadores de la cultura no son un problema resuelto, y tampoco es algo que el INT, por sí solo, pueda solucionar. Se trata de un problema estructural de la informalidad laboral que atraviesa a todo el país”.

Para finalizar, la exfuncionaria enfatizó que el camino a seguir debe apoyarse en dos frentes clave: el Congreso de la Nación, donde se debe discutir la situación, y la Justicia, para contar con dos líneas de acción sólidas frente a los desafíos futuros.

"Creo que estamos abriendo una nueva etapa en esta lucha que estamos construyendo. No puedo dictar cómo debe ser, pero sí esperar que la segunda etapa de la Ley Bases se discuta en el Congreso. Ahora estamos viendo cómo se aplica, y parece que llegó la hora de que aquellos diputados y senadores que, en nombre de la gobernabilidad, “maquillaron” la Ley Bases, definan su postura. Ellos saben que esta ley es hoy la base para que el gobierno apunte y ataque a un sector distinto cada día."